miércoles, 19 de febrero de 2014

Cada vez que me voy



"Sigo esperando en la ventana para verte llegar...

tachando lunas del calendario

caen mis pulsaciones como luces en la ciudad.



Pasan las horas mientras sigo empañando el cristal...

Clamando que te quiero a mi lado,

se abren las cortinas de mi corazón al marchar."




A veces nos partimos en dos y cruje nuestro corazón hasta quedar unido tan solo por un delicado y doloroso hilo. Sin ánimo de egoísmo, bombeamos más un lado que el otro... porque el otro parece estar fatigado ya. ¡Qué injusto es para ese lado que tanto sintió para nosotros, que tanta vida nos dio... y qué inevitable es calibrar cada latido del que se separó hasta hacerlo crecer! Maldad inocente que da la mano a la confusión tal que un niño acepta el caramelo del extraño. Una vez hecho esto, resulta difícil encontrar el aglutinante para tales parásitos sentimientos, la clemencia propia y ajena, y el adhesivo para las roturas adecuadas... Mea culpa! pero es que nadie nos enseñó a albergar tanto amor en un único corazón.

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