viernes, 25 de mayo de 2012

Por favor, quiéreme hoy.


Ahora sé con seguridad que no me darás la mano viajando por el mundo, que te encanta tu lugar por encima de mi destino. Y te comprendo, porque entiendo que la seguridad gane a la aventura en unos tiempos en los que nada se regala. Tú no serás nunca un inmigrante, me alegro mucho por ti. Tu futuro está mucho más claro que el mío y, siendo consciente de que tu sitio está aquí, en tu patria querida y con tu familia, el mío tiene tendencia a ser menos cómodo y sin duda más arriesgado. Es por eso que no te voy a arrastrar conmigo, aunque prefiriera no encontrarme sola frente al mundo; de todas formas, tú nunca aceptarías, ya me lo has dicho. ¿Pero sabes qué? Que ahora me da igual que tú no me vayas a esperar o que yo no vaya a aguantar. Da igual lo que dure nuestro amor, si 3 meses, 3 años o toda una vida. Mientras tú te estás construyendo tu nido, trabajándotelo día a día, yo doy lecciones de vuelo para algún poder ir a buscar comida cuando me falte. Cariño, aquí mi vida sería agua estancada, y tú ya sabes que quiero ser una mujer que se valga por sí misma, y yo ya sé que tú no quieres una que viva a base de un hombre. No habría problema, ni dilema, ni choque de ideas: ambos sabemos lo que queremos, no hay más. Seguramente yo debería haber encontrado un compañero, pero uno real, que me siguiera y yo le siguiera a él. Pase lo que pase, siempre juntos en el viaje de nuestra vida. Seguramente tú deberías haber buscado una chica de tu verdadero entorno, una que viese bien todo lo que haces y no haces, que no pusiera impedimentos a tus utopías. Ambos seríamos más “felices”. Sin embargo, la vida no trata sobre qué sería lo ideal para nosotros, porque como dice el dicho  “a veces lo mejor no es lo más bueno”. Con esto quiero decir que ahora no me importa lo que vaya a pasar mañana, tan solo cuento el presente, y mi presente eres tú. Te quiero a día de hoy como nunca he querido a nadie. Para mí, nuestra historia no es como vaya a terminar si esto ocurre, nuestra historia son momentos que me hacen sonreír cuando los recuerdo porque me has hecho y me haces muy feliz. Recuerda que al igual que sigo respirando aunque vaya a morir, te sigo amando sin importar lo que pase en el futuro. Por favor, quiéreme hoy.

sábado, 19 de mayo de 2012

¿A dónde te llevo?



Voy por la vida como en un taxi que no se detiene, que no sé a donde va. Sola en la cabina no sé a quién preguntar ya que solo veo ráfagas de lo que son personas a través de la ventana. A gran velocidad me traslado y yo sin embargo sin moverme. Todo va pasando delante de mis ojos, el paisaje cambia, la gente desaparece, pero yo no me inmuto, mi cuerpo se petrifica y mis pensamientos se muerden la cola. Mi cerebro es una lavadora que da vueltas ni dejar ver nada claro. ¿Por qué el tiempo corre en mi contra? ¿Por qué me empeño en correr tras él? Lo más probable es que no pueda llegar antes para esperarlo cuando llegue, por ese motivo mi única opción es una alocada persecución de mi meta, la cual ya no sé dónde está, ni a cuánto, ni si seguirá allí dónde me la imagino.
De modo que aquí sigo yo, montada en el taxi mientras no puedo ser aconsejada ni puedo ser si quiera informada. Tan solo llevo en el bolso la esperanza de estar bien encaminada, porque no ocupa mucho, y en la maleta el tumulto de mareadas incógnitas e incovnientes aquí y allá, simplemente... porque no cabrían en el bolso*