Tienes mucha razón, es curioso cómo el tiempo pasa y el dinero se gasta, los
problemas pasados se terminan olvidando, las amistades se van ajustando en su debida
medida (nunca de más o de menos)... es así porque somos entidades metamórficas
y nómadas. Verás, desde el día que existimos estamos en continuo cambio: un día
cualquiera nacemos y compartimos esa evolución personal con la del resto. Durante
nuestra limitada “vida” interaccionamos con nuestro entorno para mudar de
personalidad, alteramos también nuestro cuerpo para cubrir nuevas necesidades,
al fin y al cabo dejamos atrás caparazones menores con el fin de crecer. Esa es
siempre la finalidad, crecer. Podrás creer que no nos diferenciamos demasiado de
cualquier reptil o insecto, pues sabrás que mudan lo que ya no les sirve
buscando una nueva etapa de su vida. O también podría ser buen ejemplo la crisálida,
cuyo objetivo en la vida es la metamorfosis. Metamorfosis, ¿no crees que es un
concepto alucinante? Te diré que deriva del griego y quiere decir transformación,
ya que “meta” significa cambio y “morfe”, forma. Podemos sacar de
todo esto que todo lo que hacemos a lo largo de nuestra vida es únicamente la
metamorfosis, tanto anatómicamente como psíquicamente como éticamente; dime si
me dejo algo. Bueno, y el cambio lleva implícita la palabra nómada. Además están
muy interrelacionadas porque, históricamente, en el país de Numidia o Metagonitis
para los griegos, sus habitantes eran denominados Nómadas por su costumbre de
cambiar con frecuencia su pasto y llevar sus casas en carros, ¿curioso verdad? En
fin, lo único que quiero transmitirte es que ¡no paramos! Nada, ni si quiera el
tiempo, da tregua y nada está quieto o permanece de la misma forma en dos
momentos distintos. ¿Tú te ves igual que hace dos años de nada? Quizás si te pregunto
por ayer me digas que sí, pero el hecho de que no lo percibamos tanto no
significa que no hayamos cambiado. Cada día aprendemos algo y olvidamos otro
tanto. Sin embargo, ¿tú realmente piensas que terminamos de cambiar, por tanto de existir,
cuando nos llegar la muerte? Yo no digo que sigamos vivos, digo que puede que sigamos
cambiando. ¡Que existamos tras esta vida terrenal! Unos supondrán que existimos en
la memoria de los que nos recuerdan, otros creerán que somos parte del cosmos
(nuestro cuerpo se descompone y vuelve a la tierra como un ciclo sin fin, ya lo
cantaban en el “Rey León”) y otros pocos como yo, sospecharán que sufrimos una
metamorfosis mayor, la mayor que hemos experimentado desde que nos concibieron,
y así seremos la misma entidad pero de distinta forma. Vuelvo a la idea anterior para
concluir: somos nómadas que viajamos por mundos distintos cambiando
constantemente. Somos metamorfosis.
jueves, 20 de octubre de 2011
miércoles, 19 de octubre de 2011
Jugar con fuego
Arde mi interior cada vez que me miras así, tan cerca de mi cara como si fuéramos dos imanes que no pueden evitar atraerse.
Arde mi piel cada vez que la rozas como si fuera seda. Se eriza, se revuelve y marca el recorrido de las sentidas caricias.
Arden mis labios cuando los tuyos son aceite en el agua y no los rozas sino flotan, quizás buscando la forma de cómo hundirlos en los mios, y aún así siento el calor que desprenden.
Arden mis curvas, arde todo mi cuerpo desde la barbilla hasta el ombligo, después hasta mis pies enrollados... todo arde pero no se consume. Nada se carboniza excepto mi prudencia, pues nadie debe saber de nuestra hoguera... sin embargo, me enciendes siempre una vez más.
Ardemos en la oscuridad porque solo existe la luz de las chispas que desprendemos, sobrepuestas a otras exteriores que no deben percibirnos.
Sé que no se debe jugar con fuego pero,
¿y qué si me quemo?
Arde mi piel cada vez que la rozas como si fuera seda. Se eriza, se revuelve y marca el recorrido de las sentidas caricias.
Arden mis labios cuando los tuyos son aceite en el agua y no los rozas sino flotan, quizás buscando la forma de cómo hundirlos en los mios, y aún así siento el calor que desprenden.
Arden mis curvas, arde todo mi cuerpo desde la barbilla hasta el ombligo, después hasta mis pies enrollados... todo arde pero no se consume. Nada se carboniza excepto mi prudencia, pues nadie debe saber de nuestra hoguera... sin embargo, me enciendes siempre una vez más.
Ardemos en la oscuridad porque solo existe la luz de las chispas que desprendemos, sobrepuestas a otras exteriores que no deben percibirnos.
Sé que no se debe jugar con fuego pero,
¿y qué si me quemo?
viernes, 14 de octubre de 2011
sábado, 8 de octubre de 2011
De mayor quiero ser explorador
Seguir sin vida, comiendo de ilusiones muertas, trepando paredes esperando que al otro lado haya un poquito más de luz. Todo cambia a mi alrededor y en mi interior solo hay involución.
¿Por qué eres tan cruel?
Te alias con mis miedos, me haces olerlos y después me abres los ojos. ¿No comprendes que la necesito? ¡Esperanza, ilusión, alegría!, ¿dónde os ha escondido? Mas sepa que aún me acompaña el coraje, compañero infiel que de vez en cuando vuelve para acompañar mis fuerzas en una búsqueda casi imposible
Hay momentos en la vida en la que necesitamos buscar para reencontrar, como también a un compañero que nos empuje a creer que podemos lograrlo.
Los proyectos no se disfrazan siempre de sueños y la responsabilidad no se suele esconder debajo de la cama, pero las personas nos empeñamos en andar solos el camino, sin oídos, sin bastón... Así tropezaremos una segunda vez con la misma piedra, pues rodeamos un mismo punto fijo como quien adora al diablo. ¿Por qué eres tan cruel?
Pon en mi mano derecha ese bastón que no nos trevemos a pedir, porque hoy no tengo orgullo, pon a mi izquierda las verdad que no quiero escuchar, porque hoy ya no le tengo terror, pon delante un amigo que me guíe, que mañana querré tenerlo a mi lado, y coloca detrás el camino que ya pisoteé, porque tengo ganas de seguir.
¿Por qué eres tan cruel?
Te alias con mis miedos, me haces olerlos y después me abres los ojos. ¿No comprendes que la necesito? ¡Esperanza, ilusión, alegría!, ¿dónde os ha escondido? Mas sepa que aún me acompaña el coraje, compañero infiel que de vez en cuando vuelve para acompañar mis fuerzas en una búsqueda casi imposible
Hay momentos en la vida en la que necesitamos buscar para reencontrar, como también a un compañero que nos empuje a creer que podemos lograrlo.
Los proyectos no se disfrazan siempre de sueños y la responsabilidad no se suele esconder debajo de la cama, pero las personas nos empeñamos en andar solos el camino, sin oídos, sin bastón... Así tropezaremos una segunda vez con la misma piedra, pues rodeamos un mismo punto fijo como quien adora al diablo. ¿Por qué eres tan cruel?
Pon en mi mano derecha ese bastón que no nos trevemos a pedir, porque hoy no tengo orgullo, pon a mi izquierda las verdad que no quiero escuchar, porque hoy ya no le tengo terror, pon delante un amigo que me guíe, que mañana querré tenerlo a mi lado, y coloca detrás el camino que ya pisoteé, porque tengo ganas de seguir.
martes, 4 de octubre de 2011
Presto!
Unos chocándose con otros
como pececillos huyendo
del anzuelo de la angustia
porque van absortos en sus relojes,
deseando ir por delante del tiempo.
Vuelvo a estar agobiada.
¡Esto sí es la universidad!
como pececillos huyendo
del anzuelo de la angustia
porque van absortos en sus relojes,
deseando ir por delante del tiempo.
Vuelvo a estar agobiada.
¡Esto sí es la universidad!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)