jueves, 19 de enero de 2012

Visita Fugaz

Siénteme,
pero no me digas que llegaste
Susúrrame,
pero intenta no despertarme
Siéntate,
y no te olvides de arroparme.

Acaríciame,
y desenreda mi cabello
Piénsame,
con dulzura y deseo
Márchate,
en unos segundos nos vemos.


Es una mañana con sabor a naranja, tan ácida y dulce a la vez. Ahí estás tú, con tus pantalones del pijama, y así me presento yo, con tu camiseta de ayer. Te ríes con mis pintas y yo le devuelvo la sonrisa a la vida. Qué buen despertar, como si me hubiera visitado un ángel a la cama. Los escalofríos matinales desaparecen con tu cálido buenos días y un buen café caliente. Le pego un sorbo y te miro por encima del filo de la taza... ójala esa imagen se me quede grabada todo la mañana. Seguimos desayunando en silencio; tú, ensimismado en tus cosas y yo, dibujando en la nata que le queda al café. Llega otra mirada, una sonrisa... y no te das cuenta de que me has alegrado el día. Ya sé por qué te quiero así. Tú...

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