miércoles, 14 de septiembre de 2011

La silla

Se dice que existe un objeto olvidado en una esquina de la estancia.


Es una silla, pero tiene un defecto, y es que está coja de tres patas. Así, sosteniéndose como puede, pasa desapercibida por quien pasa delante suya. Nadie la ve, nadie la siente... nadie sabe que está ahi, y que solo tiene una pata, nadie parece saberlo.

Resulta que un día la silla aparece reconstruída, con sus cuatro patas. Entonces todo aquel que atraviesa la estancia nota algo raro.
Anteriormente no sabían que la silla estaba allí, y ahora en cambio la localizan: pues hay una silla en la esquina. "La" silla, la de toda la vida.
Anteriormente no sabían que la silla estaba coja, y ahora en cambio se percatan: pues ahora tiene todas sus patas. "Ya" no está coja, ya no está defectuosa.

Qué casualidad que la silla siempre ha estado allí, con ellos, y a la vez nunca había sido percatada... pero ellos sí sabían que existía, que estaba allí e incluso que estaba coja, pero no querían verla. Sin embargo, cuando algo cambia, la realidad parece más evidente y piensan ¡anda!


Normalmente, ante las cosas buenas que tenemos delante de nuestras narices parecemos ser ciegos y, cuando dejan de serlo...las echamos de menos y nos lamentamos; o como en este caso, que las cosas malas (así como problemas ajenos) parece que las eludimos y las dejamos en un rincón, pero cuando se recuperan por sí mismas, a veces nos causa un avergozamiento un tanto merecido...

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