Algún día de
estos me gustaría andar mojándome bajo la lluvia, e ir muy muy despacio para
lograr reinventarla. Me gustaría coger un tren y viajar muy muy lejos de mi
casa. Tanto es así, que recorrería la nueva ciudad todo el día sin parar pero
sin prisas. Escudriñaría cada rincón, cada pequeño local encajado entre dos
gigantes, caminaría por sus calles estrechas y bulevares. Después, pasaría la
noche apoyada en la barandilla que diese al río contemplando las luces de las
estrellas mezcladas con las de los neones que estuvieran reflejadas en él. Cuando
empezara el nuevo día, quizás yo ya esté viajando a otro lugar, muy muy muy
lejos de mi añorada casa, a lo mejor me encontraría rodeada de gansos de patas
heladas, vacas que no hace otra cosa que pastar y hogareños con botas de agua. Entonces
me pondría a patinar sobre el estanque cristalizado como siempre he soñado
hacer y así estaría toda la tarde hasta que llegara una noche iluminada por
farolillos y abrigada por porches de madera de pino. Al día siguiente ya
estaría a medio camino de un lugar muy muy pero que muy muy lejano a mi tenuemente
recordada casa, donde tuviera que vestir gorro, orejeras, pasamontañas, anorak,
guantes, calentadores y botas de pelo, y aún así las cejas se me quedaran como
témpanos. Me pasaría todo el día observando los bloques de hielo deshacerse
hasta que llegara lo que de verdad mereciera la pena: la maravillosa Aurora Boreal.
Entonces ya
podría estar tranquila y tomarme una sopa ardiendo en un iglú que
desentumeciera mis recuerdos; algo más cerca de mi esperada casa, un chocolate
caliente en una cabaña que me reconfortase; y en la última parada del viaje de
regreso a mi acogedora casa, un té leche en una cafetería local que despertara
mi antigua vida.
Desde mi llegada,
me gustaría disfrutar al máximo en familia, sentados en el sofá riéndonos unos
de otros por algún juego de mesa, ayudar a mi hermano con la tarea e ignorar la
tele mientras comemos juntos. También me gustaría estar con mis mejores amigos disfrutando
con sus bromas y su inigualable compañía. Salir de fiesta nunca se interpondría
más a ver una película abrazada a quien más quiero, escuchar sus batallas y
llenarle de besos bajo la manta.
La mayoría de
veces es necesario perder de vista lo que tienes para reaprender a valorarlo, a
añorarlo incluso cuando lo estás disfrutando, a desearlo incluso cuando lo posees…
a mí me gustaría vivir, viajar, sentirme distinta para luego descubrir que quiero
ser la que he sido siempre. A veces me pregunto, ¿cuándo va a empezar mi vida?
Por eso quiero comenzar una distinta para convencerme de que mi vida es la
mejor desde hace más 20 años…
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