Por boca cerrada no entran moscas, y por corazón cerrado no entran malos sentimientos.
Al final sueltan medias prendas, suplicándome que no les obligue a confesar, que ellas no quieren pensar negativamente, sino eludir de lo que han sido testigos.
Tarde o temprano tendrán que situarse a un lado concreto para que yo pueda saber qué está pasando y aclararme de una vez, porque son ya dos semanas de volantazos contra una situación que solo me afecta a mí, y como mucho a mi falsa Influencia.
Me canso y les doy voces, exigiéndoles que me digan si estoy siendo juzgada al libre al vedrío o incluso infravalorada.
Lo peor de todo es que supongo que lo piensan pero no quieren resvelarlo; se niegan a admitir que parece increíble que los que me cuestionan me conozcan como yo creía que lo hacían, esos que mezclan amistad con sus ideas semiegoístas, que confunden el total de lo que conforma una personalidad con un solo tipo de ideas, o más irritable aún, que especulen y me las asignen por la Ley del Espejo.
Yo no soy reflejo de nadie, simple concepto que aún no queda claro a los más cercanos. Los más cercanos cuando estás cerca, los más lejano cuando te alejas: triste deducción.
No es la primera vez que siento esta “decepción”, ni va a ser la última, según parece, no aprendo la lección.
De todas formas, les admito a mis sentimientos que no guardo ni un ápice de rencor, solo precaución (las personas sensibles la necesitan para no romperse), como tampoco guardo sospecha, tan solo mera huella de impacto irracional.
Desisto y, visto que no quieren hablar, tampoco lo haré yo. Quien quiere ser llamando inteligente no da su opinión a menos que se vea forzado o solo con la certeza de que puede ser argumentada; demasiado científico para un puñado de sentimientos que ni saben lo que sienten.
No me gusta quedarme con la incertidumbre pero cada vez que le doy vueltas a la cabeza, el deseo de que me contesten que NO es lo que pienso y que me digan la verdad es cada vez más y más incompatible. ¡Cómo odio la decepción!
Me da miedo mas una cosa está clara, y es que nadie que vaya predicando la tolerancia y a veces no sea el mejor ejemplo de ella, me va a juzgar a mí o a mi “Influencia”.
Esta vez SÍ que espero que toda casualidad sea pura coincidencia.
me encantaría saber de lo que estás hablando...
ResponderEliminarPorque aunque muy a menudo siento que en realidad no sabemos bien lo que piensan los que tenemos cerca... leyendo esto siento que lo que piensas te duele, y aunque intento indagar en el texto, no encuentro resultado alguno...
Cuéntame...